Una herramienta efectiva para la inclusión laboral

Una herramienta efectiva para la inclusión laboral

La inclusión laboral sigue siendo una asignatura pendiente entre las empresas públicas y privadas. Y es que los datos sobre la integración en el trabajo para discapacitados sin experiencia no son nada halagüeños. Además, tras la irrupción de la COVID-19, un 17,6 % de personas con discapacidad ha perdido su empleo y un 46,7 % está buscando trabajo. 

La realidad es que, dentro del mercado laboral, las personas con discapacidad han sido las grandes víctimas colaterales, además de las mujeres y los parados de larga duración. En este escenario de crisis, se hace más urgente que nunca valerse de fórmulas que impulsen el empleo integrador desde el punto de vista social y jurídico. ¿Has oído hablar del “empleo protegido”?

¿Las personas con discapacidad pueden acceder a todo tipo de trabajos?  

La respuesta es un rotundo sí. Es más, las empresas tienen la obligación de adaptar los puestos de trabajo para discapacitados sin experiencia en función de las necesidades especiales de cada una, con el objetivo de facilitar su integración y posibilitar el desempeño de tareas. 

Por otro lado, si nos ceñimos a la Ley General de derechos de las personas con discapacidad, se contemplan una serie de modalidades laborales a las que las personas con discapacidad pueden (y deben) acceder: 

  1. El empleo ordinario, donde empresas y administraciones públicas cuentan con mecanismos de inclusión obligatorios, como la cuota de reserva.
  2. El empleo autónomo, estableciéndose exenciones, reducciones o bonificaciones en las cotizaciones a la Seguridad Social. 
  3. El empleo protegido, desarrollado en Centros Especiales de Empleo (CEE). En ellos se fomenta la integración laboral de personas que forman parte de este colectivo y que, por su especial dificultad de acceso a los puestos del mercado ordinario, no tienen las mismas oportunidades. 

El empleo protegido: un compromiso real y efectivo con la discapacidad

El empleo protegido se constituye como una fórmula de integración que va más allá de las cuotas de reserva, las exenciones o las adaptaciones del puesto. Este es su recorrido: 

Para empezar, el empleo protegido encuentra su asiento en los CEE, cuya plantilla se compone, al menos, de un 70% de personas con discapacidad. Estos centros están concebidos para servir de puente hacia la inclusión laboral real y efectiva. ¿Cómo lo consiguen?  

Pues bien, en este punto, entran en escena los enclaves laborales, hacia donde se traslada a las personas procedentes de los CEE a través de un contrato de arrendamiento de servicios entre el centro y la empresa. El objetivo último es facilitar la transición de estos trabajadores al mercado ordinario. 

En Laborplus apostamos por una política laboral inclusiva y aunamos esfuerzos para ofrecer los mejores servicios como empresa de trabajo para discapacitados sin experiencia